Dios dio al profeta Moshe los Diez Mandamientos en dos tablas de piedra en el Monte Sinaí. Nosotros tenemos dos tipos de Mandamientos:

 

1) Los cuatro primeros mandamientos describen los deberes del hombre para con Dios.

 

2) Los seis mandamientos siguientes describen los deberes del hombre para con la humanidad y consigo mismo. De los Diez Mandamientos resultan las siguientes prohibiciones y reglamentos:

 

El primer mandamiento nos ordena creer que Dios es omnipotente, santo y misericordioso.

 

El segundo mandamiento nos ordena no rezarle a nadie o nada excepto Dios, y no rendirle honra a nadie salvo Él, por ejemplo, una creación o imagen.

 

El tercer mandamiento nos ordena reverenciar al nombre de Dios, a continuación se nos ordena usar Su nombre con mayor respeto y se nos prohibe usar el nombre de Dios en vano y en charlas insignificantes.

 

El cuarto mandamiento nos ordena honrar el Sábado como un día santo de Dios y se nos prohibe hacer trabajos en este día. Puesto que el Sábado es día santificado por Dios, en este día es necesario asistir al culto colectivo en la Kenasa.

 

El quinto mandamiento requiere que los hijos amen y honren a sus padres.

Además de ordenar a los hijos garantizar la satisfación de los padres, cumplir su voluntad y hacerles felices. Puesto que se llama al padre el monarca, se les requiere honrarlo y respetarlo, así que tenemos que honrar a los líderes, profesores y ancianos de la comunidad.

 

El sexto mandamiento nos prohibe el asesinato, es decir, la remoción de la propia vida o la de cualquiera, de cualquier manera.

 

El séptimo mandamiento nos prohibe todo adulterio y se nos ordena evitar pecados similares.

 

El octavo mandamiento nos prohibe cualquier robo o aquisición inapropriada de cosas ajenas por procedimientos furtivos o fraude.

 

El nono mandamiento nos prohibe dar falso testimonio, perjurio y falsa denuncia.

 

El décimo mandamiento nos prohibe desear cualquier cosa que no sea nuestra, también se nos prohibe la envidia, puesto que estas calidades le hacen a uno insatisfecto con su situación y se le puede llevar al crimen.